El Instituto de Investigaciones de Granos (surgido como Instituto de Investigaciones del Arroz) llega a su cincuentenario este 3 de octubre, con la ampliación de sus objetivos de trabajo y la fecundidad de saberes que aporta el conocimiento y la investigación de sus integrantes.

Actualmente desarrolla proyectos de investigación científica e innovación tecnológica relacionados con la producción agroindustrial y vincula la investigación, productos y servicios al desarrollo de la economía y la sociedad, así lo definió su director Telce González Moreira.

Su creación respondió a la necesidad de trabajar científicamente a la par de un Programa de Desarrollo del Arroz, que ha traído logros a la agricultura cubana, entre los principales la obtención de variedades que responden a la demanda de la producción; antes de arroz, ahora incluye simientes de frijoles, maíz y otros granos.

Su programa de mejoramiento genético se basa en la resistencia al insecto Tagosodes orizicolus Muir y al virus de la hoja blanca, al hongo Pyricularia grisea Sacc y al ácaro Steneotarsonemus spinki Smiley.

Pero busca además la calidad del grano, precocidad, tolerancia a condiciones de bajos insumos, la salinidad, a las bajas temperaturas y el mejoramiento de la calidad nutricional, informó Telce.

En todos estos años se han logrado un centenar de nuevas variedades, muchas se han introducido a la producción con excelentes resultados, para lo cual no trabajan solos, sino que tienen vínculos muy estrechos con productores, extensionistas, otros centros de la ciencia con las estaciones experimentales y otros institutos como el de Ciencia Agrícola (INCA).

Y los trabajos no se quedan ahí, hay una perspectiva hasta el 2030 para continuar validando simientes de arroz, uno de los cultivos más extendidos en la isla.

Otra línea de trabajo es el mejoramiento genético del frijol para la resistencia múltiple: a los virus del mosaico dorado, del mosaico común, bacteriosis común, roya, antracnosis, mustia hilachosa, Empoasca sp, entre otros, así como a las altas temperatura, sequía y baja fertilidad.

También hacen sus investigaciones para el mejoramiento de la calidad nutricional y del grano y con las tecnologías de producción: marco de siembra, fertilización, riego, mecanización, extensión agrícola; diversidad de colores de granos (negro, rojo, blanco, crema, jaspeado, azufrado) y extender el período de siembra.

Otro de los granos que tiene un trabajo avanzado en el maíz, cuyo objetivo es el mejoramiento genético de líneas homocigóticas, la introducción y selección de líneas y variedades, la obtención de híbridos simples y dobles, los rendimiento; resistencia a la humedad limitada, al encharcamiento y a la enfermedad Mancha de asfalto, así como la tolerancia a las principales plagas, enfermedades y virus, adaptación al cambio climático (sequía, altas temperaturas y baja fertilidad del suelo) y el logro de una alta calidad de la proteína.

El sorgo es otra de las líneas de trabajo de estos investigadores, que cada día van incorporando nuevas especies a su quehacer cienífico.

Otro elemento de interés, resaltado por Telce González Moreira, es el banco de germoplasma, que cuenta con 2 mil 596 accesiones de arroz provenientes de 42 países; y colecciones de frijoles con 148 accesiones; 50 de maíz y 9 de soya.

Y Telce respeta mucho las alianzas estratégicas que han establecido con institutos nacionales como el Ciencia Animal, Sanidad Agropecuaria, Apicultura, Industria Alimentaria, Higiene de los Alimentos, el de Geodesia, Animales para Laboratorios, Genética y Biotecnología, y las universidades, así como ocho instituciones internacionales.

Uno de los grandes retos del Instituto de Investigaciones de Granos, en su aniversario 50, es llegar a la base productiva, definió su director, aunque tienen un trabajo bien estructurado que rinde abundantes frutos.